Cuando aún faltan algunos días para subir a escena, se agregó una nueva función de La bohème, de Giacomo Puccini. Será el día sábado 28...
El Camino de las Estancias Jesuíticas
Varios siglos de historias y leyendas se encuentran tras sus muros. Están a casi 400 años de distancia, a casi 400 años de nuestra casa; en Córdoba las Estancias Jesuíticas brillan con la luz de la fe y representan el encuentro de dos civilizaciones.
En 1599 la Compañía de Jesús se instaló en Córdoba y rápidamente comenzó a desarrollar una labor espiritual y sobre todo, educativa. Para sostener las actividades de sus colegios, los jesuitas generaron su propio mantenimiento a través de cinco estancias. Eran establecimientos agro – ganaderos que contaban con todo lo necesario para su auto abastecimiento, como así también rancherías para el personal, casa de residencia de los curas y capilla.
A partir de 1608, la Compañía de Jesús sentó sus bases en lo que hoy conocemos como Manzana Jesuítica, ubicada en pleno centro de la ciudad de Córdoba. Allí se erigieron la Iglesia de la Compañía, el Colegio Máximo y el Convictorio, donde hoy funciona la Universidad Nacional de Córdoba y el Colegio Nacional de Monserrat.
La Estancia Caroya fue el primer establecimiento rural organizado por los jesuitas en 1616, a 44 km. de la ciudad de Córdoba. En 1661 fue adquirida por el presbítero Ignacio Duarte Quirós, fundador del Colegio Monserrat, quien la donó para el sostenimiento de dicho colegio y para que la casa sirviera de residencia de vacaciones para los internos del mismo. Actualmente esta estancia es monumento histórico nacional y provincial.
La Estancia Jesús María fue el segundo núcleo productivo del sistema organizado por la Compañía de Jesús. Se construyó a partir de 1618, a 48 km. al norte de la ciudad de Córdoba. Este establecimiento se caracterizó por su producción vitivinícola que se ha prolongado en el tiempo, constituyendo una característica de la zona.
La más grande de todas las Estancias es Santa Catalina, fundada en el año 1622, a 70 km. de la ciudad de Córdoba. Ésta es reconocida por su iglesia de estilo barroco colonial, visiblemente influenciado por la arquitectura europea del mismo estilo.
Por otro lado, ubicada a 36 km. al sudoeste de la ciudad capital, encontramos a la Estancia Jesuítica de Alta Gracia, que data del año 1643. Su templo es hoy la iglesia de la ciudad, y en la residencia funciona el Museo Nacional “Casa del Virrey Liniers”. Además se destaca el famoso bajamar, que ha pasado a ser un elemento distintivo de esta ciudad cordobesa.
En 1683 se procedió a la construcción de la Estancia La Candelaria, ubicada en el departamento de Cruz del Eje, a 220 km. de la ciudad capital. Este sitio se convirtió en ejemplo de establecimiento rural serrano, productor de ganadería extensiva y fundamentalmente de mulas, destinadas al tráfico de bienes desde y hacia el Alto Perú.
Este legado histórico, cedido a los cordobeses por los jesuitas, llevó a la UNESCO a incluir el “Camino de las Estancias” en la lista del Patrimonio de la Humanidad. En estos seis establecimientos es posible desarrollar recorridos guiados y un programa de turismo cultural, rural y de naturaleza, con diversas actividades.
En estos establecimientos, a través de la técnica y el esfuerzo, se trabajó la tierra para una mayor gloria en el cielo. Aquí se encuentra la memoria viva de nuestro pasado, de los hombres que le dieron a la historia de nuestra provincia el rostro que hoy conocemos.
En Córdoba tenés la oportunidad de tomar contacto con la historia y la cultura, , los invitamos a recorrer las Estancias Jesuíticas y descubrir por qué el mundo las eligió como patrimonio histórico de toda la humanidad.
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